EL FIN DE LA BUSQUEDA

         
           Despues de una semana larga, las cosas han cambiado. YA TENEMOS CASA¡¡¡¡ La búsqueda continuó hasta el miércoles pasado, de la mano de nuestro amigo Cristian, compañero de búsqueda incansable. Cristián es de Patagones, al sur de La Plata, en la costa. La verdad es que el amigo Cristian se ha portado genial, y hemos compartido varias experiencias durante la búsqueda. Desde casas-ruina, hasta
 casas de lujo. En particular estuvimos en un treceavo, piso absolutamente a estrenar, con tarima flotante, y una cristalera en el salón desde la que se veía una panorámica espectacular de La Plata. Problema, el precio, 2300 pesos mensuales, a los que hay que sumarle un sinfín de cargas impuestas por las inmobiliarias para la elaboración del contrato, unos 9000 pesos en total fraccionados en 5 meses, y sumados a cada mensualidad. En conclusión una locura. Además, a los seis meses este chico se quedaría solo y no es fácil encontrar un compañero para un piso tan caro.

 Otro día fuimos a visitar otro piso, este mas modesto, y algo mas barato. La vivienda estaba vieja, aunque habitable. Cocina antigua, suelo de madera, paredes ahumadas y ventanas de hojalata. Despues de cinco minutos observando las dos habitaciones, el salón/cocina (aquí suele estar integrado), un cierto picor mordisqueó mis tobillos. Al mirar me percaté de que habían aparecido unas tobilleras negras que yo no recordaba. Me acerco y enfoco la vista. Una manada de pulgas me estaban devorando los tobillos. Las veía ascender, dándome la sensación de que me comían las piernecitas como una mazorca de maíz. El casero me dijo que no me preocupara, que eran piojillos de las palomas, pero al salir del piso, escondido tras su BMW, vimos como se sacudía las bajeras del pantalón mas tenso que Walker de Texas. Después de esto, todavía hoy descubro alguna pulguilla entre mi abundante vello corporal.

                   EL PATIO

Esto ocurría el Martes pasado. Tensión “in crescendo”, pues el miércoles teníamos que abandonar el departamento temporario porque ya estaba reservado, y no había lugar posible que no fuera otro hotel por 300 pesos al día. Esa misma tarde, yo en clase, María a la búsqueda, fuimos bendecidos por “Jah Rastafari”. En mitad de la clase recibí un mensaje de María para que fuera a ver una casa. Al salir me encontré con ella y fuimos a ver la que hoy es nuestra casa. La espera ha merecido la pena, porque tanto la situación como las condiciones son geniales. La casa es viejita, aunque está limpia y pintada. Está en un patio comunitario de vecinos, estilo el chavo del ocho, que compartimos nosotros y nuestra casera, Olga, una argentina de unos 40 años. Es viuda y tiene un perrito que se llama Pompi. La casa tiene tres espacios: baño, cocina/comedor, y habitación; todas pequeñitas, pero de sobra para dos personas.

NUESTRO CUARTITO

Desde entonces hemos tenido que comprar colchones, mantas, sabanas y todos los cacharros de cocina, pues aquí las casas son sin amueblar. Solo tienen el baño, el fogón y el fregadero, y hoy por hoy no tenemos nevera, que es lo único que nos falta. Creo que un colega me va a regalar una. En cuanto a las condiciones, son inmejorables: No nos han pedido garantía (lo que allá es un aval, acá es una propiedad en posesión) ni depósito (fianza allá), y el precio son 1370 pesos, incluidos gastos de agua luz y gas natural. Además está a 10 cuadras de la facultad.

NUESTRA COCINITA

El miércoles nos ponen internet en casa, y podremos volver a manejar el skype, actualizar el blog, y acceder a la información infinita. Es increíble como el sistema nos va generando necesidades. En fin, ya hay casa, clases y amigos, poco falta ya mas que disfrutar de este maravilloso país.

Un abrazo enorme gentes.

PD: fotos sin editar, carencia de computador...